02 mayo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 01 de mayo de 2005


Sábado. Nos levantamos pronto y cogemos un tren con destino a Castellón. Alejandro, nuestro sobrino, celebra su comunión y no podemos faltar. La película es mala, aprovecho para leer el periódico y el libro que me tiene atrapado (un nuevo torbellino de la factoría Lincoln – Child, “Naturaleza muerta”...).
En la estación nos esperan Lidu, Jose, Alejandro y Joana. Nos acompañan al céntrico hotel y después bajamos hasta el puerto para hacer fotos. El día es estupendo, en un termómetro callejero veo 28 grados.
A la hora de comer llegan los padres de María José. Comemos en un chiringuito del puerto (buenas tapas y mucha cervecita).

Hotel. Siesta reparadora. Necesito un cinturón y salimos a buscarlo por el centro. Hay muchísima gente y la cola en las cajas de Zara nos obliga a desistir. Sin cinturón entramos en una exposición de fotografía (“paisatges urbans” una selección del fondo fotográfico de la colección pública del Ayuntamiento de Alcobendas).
Tarde y cena en familia. Hacía mucho que no nos veíamos y tenemos mucho por contarnos.

Domingo. Nos levantamos pronto, tomamos un café en la habitación y volvemos a casa de Lidu y Jose. Mientras esperamos a que Alejandro se enfunde en su traje de almirante (como mínimo) de la armada, disfrutamos del buffet que han preparado para la ocasión (“cocs”, “pastissets”, dulces de todo tipo...).
Fotos, llega la familia (bisabuela, abuelo, tíos y primos) y todos juntos – después de una traca impresionante (aquí, en cualquier celebración, es preceptiva) – nos acercamos caminando a la iglesia.
La comunión es colectiva y hay una variedad de uniformes notable. Algunos - como Alejandro- son oficiales de los diversos cuerpos del ejército, mientras otros – supongo que más modestos – pertenecen a la marinería. No hay uniformes de camuflaje. Las niñas parece que, pese a la apertura que esta institución ha mostrado durante los últimos años, no se han incorporado al ejército y presentan vestidos de novia de tamaño reducido.
Después de la comunión llega el banquete en un pueblo cercano. En el restaurante también nos encontramos con varias comuniones (claramente hoy es el día). La celebración familiar tiene claramente dos partes. Primero la comida. Buena, excesiva, regada con abundante vino y cava. Después llega la segunda parte: Los niños, helado en mano, juegan en la zona que el restaurante ha preparado para tenerlos entretenidos (castillos de goma, payasos que asustan a muchos niños, globos...) mientras los adultos consumimos todo tipo de bebidas de alta graduación. Me divierto y hago un montón de fotos.
Foto de grupo y vuelta a casa (larga: en coche a Castellón, cambio de ropa, a coche a la estación, tren a Barcelona, bus hasta cerca de casa, caminando el último trozo). Estamos agotados y un poco empachados, pasamos de cenar y nos vamos a dormir.

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