22 marzo 2005

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 20 de marzo de 2005


Con el diario bajo el brazo cogemos un tren hasta Castelldefels. Pep nos ha prometido una paella en su casa y aprovecharemos para dar una vuelta por el pueblo. Hace ya casi 20 años que conozco a Pep y, aunque últimamente nuestros encuentros son menos frecuentes, siempre buscamos un momento para vernos y explicarnos como nos trata la vida, a poder ser, con una cerveza en la mano.
Llegamos a Castelldefels pronto y aprovechamos para pasear por el centro y comprar el postre en una pastelería.
Volvemos a la estación donde Pep nos recoge y nos lleva hasta su casa. Visitamos la casa y hacemos una parada especial para admirar la niña de los ojos de su propietario: una emisora de radio que emite 24 horas al día, 7 días a la semana, música de los años 70, 80 y 90.
Es la hora de ponerse a trabajar. Como tenemos una mano ocupada por la cerveza utilizamos la otra para ayudar con la paella en la barbacoa. Pese a mi pobre aportación la paella queda buena y la comida en el interior – pese a que hace sol, la mesa exterior queda a la sombra de los pinos y hace un poco de frío – es más que agradable.
Empieza a oscurecer cuando volvemos a Barcelona. Queda tiempo para empezar a aceptar que mañana es laborable, se acaba el fin de semana.

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