14 diciembre 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 12 de diciembre de 2004


Attenti El castillo de los Sforza
El día empieza con un magnífico paseo por el parque de Legnano. En sus puertas encontramos un mercadillo idéntico a los mercadillos españoles (son pocos los indicadores que nos muestran que no estamos en España: los carteles de las tiendas, el idioma que habla la gente y una presencia mucho menor de gente vestida de chándal que no practica ningún deporte, son los tres más destacados).
El centro de Legnano es una celebración de la vida. Grupos de gente que se encuentra, se saluda, habla y ríe. Tiendas abiertas y ambiente navideño. El largo paseo nos ha despertado el apetito. Nada más entrar en la cafetería de Beppe nos recibe un olor delicioso a café y pastas y la amabilidad y simpatía de su propietario. Desayunamos y, después de aprovisionarnos de deliciosos productos (café, mermeladas y otras dulces maravillas), salimos con destino a Milán.
Nuestra primera parada es el cementerio “Monumentale” que responde totalmente a las expectativas que su nombre despierta. Paseamos por el vacío cementerio disfrutando de los espectaculares panteones (algunos verdaderas obras de arte de la escultura y la arquitectura) y del tranquilo ambiente).
La segunda parada de nuestro tour turístico tiene que ver con el diseño. Ayer ya tuvimos nuestra primera dosis de diseño en la visita a la “Triennale”. En “10 Corso.Como” (una galería de arte, librería, cafetería de diseño y tienda de productos demasiado caros para considerar su compra) paseamos entre las maravillas del diseño. Productos fantásticos nos tientan con sus características y nos asustan con su precio.
Recuperamos fuerzas con un bocadillo (son las 2:30 del mediodía, demasiado tarde para que un restaurante nos dé de comer) y seguimos con nuestro periplo por el Milán más comercial.
Acabamos nuestra visita turística, un poco antes de lo previsto debido a nuestro cansancio, en la estación Central (impresionantemente grande).
Vuelta a casa, cervecita tranquila, buena conversación y sesión de fotos.
Es hora de marchar. Consol y Alberto nos acompañan al aeropuerto. Vamos más cargados que a la ida (Grappa, vino para Jordi P. – para que no se queje de su poca presencia en este diario aquí tiene su aparición en el diario de hoy -, un Panetone, pasta, dulces...
Facturación, embarque, vuelo tranquilo y llegada al aeropuerto de Barcelona media hora antes de lo previsto. Volvemos a casa en el bus.
Han sido dos días magníficos. Hemos aprendido mucho y nos hemos divertido todavía más. Alberto y Consol han sido unos anfitriones increíbles (muchas gracias) y se nos han despertado las ganas de viajar más.

No hay comentarios: