01 noviembre 2004

“El ‘flâneur’, o caminante ocioso, siente un placer inmenso, decía Charles Baudelaire ‘en la multiplicidad, en todo lo que bulle’( ...) El ‘flâneur’ sale de paseo cuando le da la real gana, y regresa a su madriguera cuando se aburre, recuerda que tiene algo que hacer o simplemente está fatigado. Y le emociona más encontrarse con el cierre azul cielo de un local, una placita semiescondida o un perro callejero, que detenerse a contemplar las reminiscencias históricas que jalonan la ciudad, coto privado del turista.”
Nicolás Casariego. Sin Rumbo fijo por las calles de París. El Viajero de El País. Sábado 30/10/2004.


DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 31 de octubre de 2004


Pasear por la ciudad sin rumbo fijo, sin objetivos y sin prisas siempre ha sido uno de mis pequeños placeres. Es agradable descubrir un rincón de la ciudad, un fragmento de vida y paladearlo disfrutando de todos sus matices. Nunca hay grandes descubrimientos (puede ser una vieja bodega en la que el tiempo parece haberse detenido, una tienda curiosa, una tertulia vecinal improvisada en un banco privilegiado por el sol...) pero siempre vale la pena ese momento en el que nos bajamos del mundo para mirarlo con la tranquila perspectiva de un “flâneur”.

Nos despertamos pronto y desayunamos tranquilamente. Al ritmo pausado que marca la mañana dominical nos preparamos para salir.
En autobús, y leyendo el periódico de hoy, nos acercamos al Caixa Fórum. Primero visitamos “Rodin i la revolució de l’escultura. De Camille Claudel a Giacometti” un completísimo repaso a la obra del escultor y – muy interesante también – un paseo por la obra de sus discípulos (Bourdelle, Desbois, Jouvray, Claudel... ) y por su influencia en la escultura posterior (Zadkine, Maillol, Giacometti, Chillida...). Hay mucha gente pero en ningún momento hay aglomeraciones y se agradece.
Ya que estamos aquí decidimos continuar con la otra gran exposición que el centro presenta y entramos en la retrospectiva de Giuseppe Penone. La obra de este, desconocido por nosotros hasta hoy, artista italiano nos divierte y nos interesa. Su aguda reflexión sobre el hombre y su interacción con la naturaleza que nos rodea, llena de fuerza unas obras tremendamente impactantes por su forma.
Con los ojos llenos de esculturas, y tras un breve paso por la tienda, volvemos a casa caminando.

Tarde de televisión, de largas partidas al “Doom” y de lectura. Estoy leyendo “En la noche y entre los hielos”, el diario de la expedición polar noruega de 1893 a 1896 escrito por Fridtjof Nansen.

Salimos en busca de un sitio para cenar, nos apetece una fondeé y, después de un largo paseo por el barrio, nos sentamos en un restaurante entre cuyas especialidades destaca la de queso. Desgraciadamente se les ha acabado el queso. Decidimos salir justo cuando rompe a llover. Nos dirigimos, pegados a las paredes de los edificios, a otro restaurante del barrio especializado en fondees. Pero la adversidad ha decidido enfrontarse a nosotros esta noche, el restaurante está cerrado. Mojados y algo desanimados volvemos a casa y nos dejamos confortar por tres episodios de “Friends”. Mañana es festivo

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