23 agosto 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Viernes, 20 de agosto de 2004


Jueves noche. María José organiza un casino ilegal con el único fin de darme mis regalos de cumpleaños. Como siempre hay mucha ilusión encerrada en cada uno de los paquetes (muchos). Camisetas personalizadas (alguna de ellas genial) y libros, muchas gracias.

Viernes. Las fechas señaladas, en este caso mi cumpleaños, tienen las mismas posibilidades de convertirse en un infierno o en un paraíso que cualquier otro día del año. La única diferencia somos nosotros ya que nos gustaría que un día perfecto acompañara a esa fecha especial.
El día se complica y tener que pasarme el día en la fábrica de pantalones no facilita la cosa.

Tras salir de Levi Pants, donde todos los compañeros han tratado de hacerme el día más llevadero, la jornada empieza a cambiar de color. Llego a casa y ayudo a María José a dar los últimos toques a la cena que se ha pasado el día preparando. Pronto llega Jordi R2 que, como buen vecino, se ha apuntado a últma hora. Tras él, y poco después, llegan Toni, Roger, Clara, Víctor y Laura.
Entre bocado y bocado surgen anécdotas divertidas, historias mil veces contadas (y nunca iguales) e imposibles discusiones sobre fechas y lugares donde quizá estuvimos.
Tras la cena, Víctor sufre lo que en casa es conocido como un “pablazo” y es el primero en abandonar la sobremesa que no se alarga demasiado.

Pablazo: Suspensión total o parcial de la conciencia que sufre un invitado en nuestra casa. Recibe este nombre en honor a uno de los practicantes habituales de esta extraña –pero menos rara de lo que nos gustaría- conducta.

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