26 julio 2004

“ No hay duda, desde luego, de que en mi breve carrera en Levy Pants Limitada he logrado introducir varias innovaciones prácticas y eficientes (...) He dado en llegar a la oficina una hora más tarde de lo que allí se me espera. En consecuencia, me encuentro muchísimo más reposado y fresco cuando llego, y evito esa primera hora lúgubre de la jornada laboral en la que los sentidos y el cuerpo entorpecidos aún por el sueño convierten cualquier tarea en una penitencia. Considero que, al llegar, más tarde, mejora notablemente la calidad del trabajo que realizo.”
Ignatius J. Reilly. Fragmento de “Diario de un joven trabajador o adiós a la holganza”. Escrito en un cuaderno Gran Jefe.


DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 26 de julio de 2004


Domingo. El último día de este largo periodo en el que he gozado del estado natural del hombre (después llego la jodida manzana, la serpiente y el rollo ese del pan y del sudor de tu frente) pasa sin pena ni gloria (no hay fiesta de despedida, ni pasacalles, ni orquestas tocando tristes canciones mientras todos nos cogemos de las manos).
Aprovecho el día para leer (acabo “Presa” de Michael Crichton y varios “Babelias” que corrían desde hace semanas por casa) y para ver películas (“Mi gran boda griega” - divertida - y “Timeline” - tediosa pese a estar basada en un libro muy entretenido: “Rescate en el tiempo”, también de Crichton - ).

Lunes. Tengo que acostumbrarme a volver a tener un horario fijo, a los largos viajes hasta la ciudad vecina y a entregar cada día a Levy Pants gran parte de mi tiempo de ocio a cambio de 30 monedas de plata. Los procesos mentales que me permiten sobrevivir a todas estas incertidumbres que se han cruzado en mi añorado bienestar me tienen ocupado gran parte del día.
Me ayudan a seguir de pie con media sonrisa en la cara unos nuevos compañeros de trabajo, que se apiadan de mi caída en desgracia y María José, que se encarga de que recupere fuerzas con una deliciosa cena y mucho cariño.
Por suerte los largos viajes en metro me permiten leer (he empezado “El club de la buena estrella” de Amy Tan).

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