28 julio 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 27 de julio de 2004


Ya soy un elemento integrado en la cadena de producción de Levy Pants. Pero la larga jornada laboral que me ha sido impuesta, roza lo aberrante y decido, tras una breve pero intensa reflexión, recortarla a fin de introducir de nuevo en mi vida el ocio.
Con María José cruzamos el barrio hasta el “Gran Teatre del Liceu” para disfrutar de nuestra primera ópera. Asistimos a la representación de “Giulio Cesare” de Händel (realmente es una adaptación y versión libre de Herbert Wernicke). 210 minutos de representación después (255 si contamos los entreactos) salgo por la puerta del Liceo con una primera opinión sobre la ópera.
No me ha emocionado (como muchas veces he oído afirmar a los aficionados) pero me ha gustado mucho. He disfrutado mucho con la música y – menos – con la excelente escenografía y una más que correcta puesta en escena. Pese a la larguísima duración de la obra no me he aburrido en ningún momento y he descubierto que tengo ganas de aprender más  (mi formación musical es más bien rancia). No obstante sigo considerando la ópera como un espectáculo fuera de tiempo, como una reliquia del pasado que no hemos sabido adaptar a nuestra manera de entender el espectáculo. Por mucho que cambiemos el vestuario y los elementos escénicos adaptándolos a las tendencias teatrales actuales, seguimos concibiendo los espectáculos de ópera sin innovaciones destacables (vaya por delante que no tengo ni idea sobre la dirección que deberían tomar estas innovaciones para crear una opera actual). Hemos cambiado el envase pero el producto sigue siendo el mismo.
Me ha gustado mucho la interpretación de Ewa Podlés en el papel de Cornelia. Volveré algún día.

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