11 mayo 2004

“Buena parte de lo que damos por sentado acerca de la conveniencia del trabajo procede de este sistema, y, al ser preindustrial, no está adaptado al mundo moderno. La técnica moderna ha hecho posible que el ocio, dentro de ciertos límites, no sea la prerrogativa de clases privilegiadas poco numerosas, sino un derecho equitativamente repartido en toda la comunidad. La moral del trabajo es la moral de los 'esclavos, y el mundo moderno no tiene necesidad de esclavitud.” Bertrand Russell. Elogio de la ociosidad. 1932

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 10 de mayo de 2004


Me levanto pronto y voy a la oficina del INEM a sellar la cartilla que me acredita como desempleado. Es la primera vez que tengo que hacerlo y no repetiré hasta dentro de tres meses. Este pequeño tramite burocrático es una de las pocas obligaciones que tengo que cumplir a cambio de la prestación que recibo (la otra es asistir a las entrevistas de trabajo que mi oficina de empleo considere oportunas, hasta el momento ninguna).
En el camino de vuelta a casa paro a comprar pastas para desayunar. María José ya está despierta, desayunamos.

Los cursillos que he estado siguiendo últimamente empiezan a dar fruto: hoy he publicado mi primera web. No es gran cosa, pero hace mucha ilusión. Pese a que he invertido muchas horas (y de una manera cercana a la obsesión) me lo he pasado muy bien y tengo ganas de empezar una segunda.

El resto del día transcurre placidamente entre partidas de “heroes of might and magic” y la lectura de El País de hoy (con crucigrama de Mambrino incluido).

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