31 marzo 2004

“ Si gasta su dinero -digamos- en dar fiestas a sus amigos, éstos se divertirán -cabe esperarlo-, al tiempo en que se beneficien todos aquellos con quienes gastó su dinero, como el carnicero, el panadero y el contrabandista de alcohol. Pero si lo gasta -digamos- en tender rieles para tranvías en un lugar donde los tranvías resultan innecesarios, habrá desviado un considerable volumen de trabajo por caminos en los que no dará placer a nadie. Sin embargo, cuando se empobrezca por el fracaso de su inversión, se le considerará víctima de una desgracia inmerecida, en tanto que al alegre derrochador, que gastó su dinero filantrópicamente, se le despreciará como persona alocada y frívola”
Bertrand Russell. Elogio de la ociosidad. 1932


DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 30 de marzo de 2004


El repaso a la agenda del día me asusta de buena mañana:
Obligaciones......................................................... 2
Actividades de ocio programadas......................... 1

Las obligaciones me roban toda la mañana, dejo apartado el ocio para otro día.
Por la tarde acompaño a María José al médico. Le sacan el yeso. Está contenta.

Vuelta a casa dando un paseo. El día, que ha empezado con lluvia, es soleado y apetece caminar por una ciudad limpia después de las lluvias de los últimos días.
Preparo la cena y cenamos con Toni que ha venido a traernos vitaminas para el ordenador (mañana por la mañana tengo trabajo). Buena conversación y divertidas anécdotas acompañan la comida. Mañana Toni y María José tienen que trabajar... lo dejamos a una hora prudencial.

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