10 marzo 2004

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 9 de marzo de 2004


Empiezo el día acabando de reinstalar drivers y programas en un ordenador que, por fin, parece haber vuelto a la normalidad. Después de un día de trabajo puedo decir que no me cae bien el amigo Gates.
Por la mañana sigo con la ronda de médicos que inicié hace un mes (hoy toca dentista). Empiezas a visitar médicos y no sabes como puede acabar la cosa. El error es empezar ya que una visita suele provocar, como mínimo, un par de visitas más (en el peor de los casos acompañadas por pruebas de diagnóstico sólo comparables a las más terribles torturas.
Con María José voy a comer a casa de Jordi R2. Jordi vive ahora en el barrio y ha amueblado su piso (que me gusta mucho) con cajas de cartón llenas de libros y otros productos. Ser moderno tiene estas cosas. Comemos mucho y bien mientras nos explica sus planes para su nueva casa. El postre –el mejor tiramisú que he comido en mucho tiempo- nos deja sin palabras.
Jordi ha hecho un barreño de tiramisú e insiste en que nos llevemos un poco. Vamos a casa, cojo un recipiente (muy grande) y vuelvo a casa de Jordi a por el preciado botín. Es muy tarde, la comida se ha convertido en una comida-merienda-cena y queda poco día para nada.

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