15 diciembre 2003

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 13 de diciembre de 2003


Viernes. Doy una vuelta por el barrio y bajo hasta el paseo del Born. En una de las terracitas – que a esta hora empieza a disfrutar de los beneficios del sol – leo, de cabo a rabo, El País. Poco a poco va llegando más gente. Conversaciones en todos los idiomas me rodean, por fragmentos de ellas (...“ahora me voy a Cortina d’Ampezzo”... “ahora vengo de Londres”...), deduzco que estoy rodeado de ociosos profesionales. Desde luego el barrio ya no es lo que antaño fue.
A las 3 María José me recoge en casa y, con la moto, vamos hasta Alella. Comemos un bocadillo con Pepe, que nos ha llenado el depósito de “nuestro” (en realidad “su”) Corça.
Con el coche prestado llegamos a S’Agaro en un momento. Somos los únicos clientes en el supermercado, en la calle hay muy poco movimiento... así es como más me gusta estar aquí. Cenamos pronto y a dormir, el día ha sido largo.

Sábado. Hemos dormido casi 12 horas y estamos como nuevos. Preparo el desayuno y lo tomamos en el balcón. El sol empieza a calentar y nos alegra la mañana. Escribo y leo disfrutando del calorcito reparador del sol y del silencio.
Con el coche bajamos a Sant Feliu. María José me deja en “El Portalet” mientras se va a comprar un par de cosas. En la vieja peluquería hay muchos parroquianos esperando, pero llevo libro y no tengo prisas. Me dejo llevar por las olores de extraños ungüentos, por el sonido hipnótico de las tijeras y por fragmentos de increíbles conversaciones.
Al salir de este viaje en el tiempo María José me espera en el paseo. Juntos nos acercamos a la playa e intentamos leer al sol. Sólo aguantamos un rato. El día es radiante pero el viento que llega del mar es frío.
De vuelta a casa, y antes de la comida y la siesta, pasamos por el Utopics y nos compramos un par de libros.

Acabo “Tras los pasos de Ripley”. Me ha gustado tanto como los otros libros de la serie pese a lo extraño que es. Sorprende la adaptación del personaje a los tiempos que fue capaz de hacer Patricia Highsmith. Ya sólo me queda el último, esperará a que acabe con los libros que hemos comprado hoy. Me decido por “Atrapados en el Hielo”, el relato de Caroline Alexander sobre la fallida expedición de Shackleton a la Antártida. Tanto el relato como las fotografías de Frank Hurley (fotógrafo de la expedición) resultan sobrecogedores.

Por la tarde mi inoportuno riñón nos deja sin cine y sin cena. María José me cuida.

DIARIO DE UN OCIOSO
Domingo, 14 de diciembre


Recuperado del principio de cólico de ayer desayunamos en el balcón esperando que el día, que se ha levantado nublado, se decida a mejorar. El libro de Caroline Alexander me ha atrapado, casi me parece sentir las extremas condiciones climáticas.
Olivia, Roberto y Martina vienen a comer. Encargamos pollos a l’ast y salimos a dar una vuelta por la playa. La playa y el paseo de Playa de Aro están totalmente desiertos. Las nubes se han levantado y hace un día fantástico.
De nuevo en casa comemos, en manga corta, en el balcón.
Oscurece cuando marchan. Recogemos la casa y volvemos a Barcelona.
Pese a que el riñón me vuelve a doler ha sido un fin de semana reparador. He cargado pilas para enfrentarme a estos días de fiestas navideñas.

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