15 noviembre 2003

DIARIO DE UN OCIOSO
Sábado, 15 de noviembre de 2003


De entre todos los peligros que acechan al ocioso el trabajo es, sin lugar a dudas, el más pernicioso. Nueve días seguidos trabajando son el castigo que, sin merecerlo, me ha caído encima. Estoy en la tercera parada de este largo viacrucis en el que se ha convertido mi antaño escueta semana laboral y no veo todavía la luz al final del túnel.

Tengo poco tiempo libre y muchas cosas que hacer.

Viernes. Rafa viene a cenar a casa. Estamos los tres muy cansados pero sacamos fuerzas para alargar la noche (el fantástico orujo de la abuela de Rafa me ayuda a sacar energía de donde ya no queda nada) hasta que ya no podemos más.

Sabado. Nos despertamos y, sin desayunar, nos lanzamos con avidez sobre los últimos capítulos de "24". Cuando acaban ya es hora de marchar al trabajo... la mañana ha dado poco de si. Espero poder escribir más los próximos días.

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