11 noviembre 2003

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 11 de noviembre de 2003


Me levanto muy pronto y preparo el desayuno. Cuando María José se marcha al trabajo decido repasar mi agenda del día:

Obligaciones.................................................... 0
Actos lúdicos programados.............................. 0

El resultado no es, precisamente, estresante. Me vuelvo a la cama y leo.
Salgo a dar una vuelta por el Born y paso por delante de “La Ribera” que me atrapa con su irresistible atractivo. “La Ribera” es una tienda curiosa –situada delante del antiguo mercado del Born-, de estantes atiborrados de productos variados (latas de conserva, bebidas, embutidos, quesos...) y columnas de latas que pugnan por el espacio con sacos y cajas de productos a granel (aceitunas, frutos secos, bacalao...). El ritmo, siempre, es frenético. Entras, coges tu número y esperas a que uno de los muchos dependientes te atienda. Tu no puedes ir cogiendo los productos, pero los tienes que esquivar constantemente, al moverte obligado por el ritmo de los dependientes de van de punta a punta de la tienda, cogiendo los productos siempre perseguidos por un sufrido cliente. La mezcla de olores también es especial. Cuando te toca el turno, empiezas tu particular persecución. El dependiente después de buscar el producto que le pides, anota - a mano y por cada producto- un número de referencia (que se sabe de memoria) y la cantidad. Al acabar te entrega una hoja para que pagues en caja mientras te embolsa tu compra. Mirando la hoja que te ha entregado no tienes ni idea de lo que has comprado. Cuando vuelves a la calle (con tu bacalao y tus boquerones) tienes una tonta sonrisa y la agradable sensación de haber vuelto al pasado durante unos minutos.

En otra tienda curiosa del Born (por desgracia cada día quedan menos, arrasadas por el moderno comercio que está llegando al barrio) compro mojama y una lata de filetes de caballa en aceite de oliva. Paro en la plaza de Les Olles y leo el periódico en una de las terracitas.
Vuelvo a casa y preparo la comida. Justo cuando estoy sacando las hamburguesas del fuego, entra María José por la puerta. Mientras comemos damos los últimos retoques al proyecto de felicitación de navidad.

Siesta. No creo que hagamos nada especial esta noche (además tenemos tres episodios de “24” por ver).

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