03 septiembre 2003

DIARIO DE UN OCIOSO
Martes, 2 de septiembre de 2003


Salgo del trabajo y cojo un taxi para hacer el corto recorrido hasta casa de Jordi P. Desde el primer momento, el trayecto, guiado por un anciano loco, se convierte en un viaje iniciático hacia el más oscuro de los terrores. Frenazos, bocinazos de otros coches, itinerario errático... todo son experiencias nuevas que no tenía necesidad de experimentar.
Recuperado de la taquicardia recojo a Jordi en su casa y marchamos hacia el Camp Nou. Cenamos unos "perritos calientes auténticos" (creo que es importante remarcar la legitimidad de los hot dogs ingeridos, ya que un cartel así lo anunciaba, y si lo anunciaba por algo debe ser) que, por suerte y contra todo pronóstico, no tienen efectos secundarios.
El partido empieza a las 00:10 del miércoles. Es extraño y a la vez divertido. No somos los únicos locos que hemos decidido sacrificar horas de sueño para ver un partido de futbol a estas horas tan inusuales... más de ochenta mil sonados han decidido hacer lo mismo.



Al final empate a uno en un partido entretenido y con un gol de Ronaldinho de ensueño.
La vuelta a casa en transporte público resulta agotadora. Llego a las 3:30. Mañana me costará levantarme... pero así de dura es la vida del ocioso, una vida de constantes sacrificios que hay que llevar con entereza.

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