16 septiembre 2003

“...dividen el día y la noche en veinticuatro horas justas, dedicando y asignando sólo seis horas al trabajo. Todo el tiempo libre de que disponen entre las horas de trabajo, sueño y comida, cada hombre es autorizado a distribuirlo como mejor guste […] dedicando el tiempo bien y provechosamente en cualquier otro que hacer que les plazca y que tienden a la libertad y al cultivo de la inteligencia: dedicación a las letras, música, conversación y juegos instructivos” Thomas More. Utopía. Barcelona 1985 (1518)

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 15 de septiembre de 2003


Desayuno con María José y me quedo leyendo en el sofá. Mi nuevo horario laboral (hoy es el primer día) me permite aprovechar las mañanas de los lunes.
Hay que recuperar la raquítica nevera y salgo a comprar por el barrio. Me gusta ir de tienda en tienda, sin prisas, y hoy – tras muchos días de encierro contra mi voluntad, puedo hacerlo. Disfruto del ambiente del barrio, de los gritos del Maño pregonando sus productos con su siempre peculiar estilo, del trajín de bolsas y carritos, de los fragmentos de conversaciones, de los ruidos del butanero... de la vida de un barrio castigado y olvidado durante los últimos años que, pese a todo y a la dejadez del ayuntamiento, sigue viviendo y respirando con fuerza.

Por la noche, después del trabajo, vemos CSI Miami (un capítulo, muy bueno, que no habíamos visto).

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