21 julio 2003

DIARIO DE UN OCIOSO
Lunes, 21 de julio de 2003


Domingo. Despierto tarde, desayuno con María José y vamos al cine (sesión de las 13:30. Cines Icaria. Hulk de Ang Lee). La película me gusta, creo que, con mucho, es la mejor adaptación de un cómic Marvel.
Volvemos a casa.
Etapazo en el Tour (y ya van muchas grandes etapas este año).
Tarde de lectura. Acabo Un Tranvía en SP.

Un Tranvía en SP
Unai Elorriaga
Es una suerte cuando en poco encuentras mucho... cuando de lo sencillo puedes extraer grandes lecciones... cuando la emoción llega por un pedazo de chocolate.
El libro de Unai Elorriaga se devora en pocas horas, es tierno, es dulce, es pura poesía hecha con retazos de vida tomados a volapié. Ideal para leer una tarde de verano, a poder ser en posición horizontal y a la sombra de una higuera (si no se tiene a mano puede substituirse por cualquier otro árbol, sea este frutal o no). También puede leerse en el campamento base de una expedición al Shisha Pangma (el más pequeño de los ochomiles).


Lunes. Me despierto pronto. Desayuno con María José y salgo de casa. Camino hasta la estación del Norte y cojo un autobús hasta S’Agaro. En el bus leo París Era Una Fiesta, El País y dormito un rato.
Mi tío Hernán me recoge en la parada y me lleva al apartamento. Día familiar con mis padres, mi yayi (versión femenina de avi todavía no admitida por el Pompeu Fabra) y mi tío Hernán. Es un orgullo pertenecer a una de las familias más excéntricas de este país, pero en días como hoy mi capacidad de asombro se pone a prueba: discusiones vehementes sobre cualquier tema (las pensiones, los políticos, la mayonesa, los tacos de jamón, el arroz, la cantidad de arroz, Dios, el rey, el sabor del arroz... podría seguir durante horas), muestras de cariño generosas, más discusiones, informaciones que no necesitas saber, gatos gordos, comida deliciosa, abrazos, besos, insultos, mucho cava y buen orujo... como siempre que estoy con estos locos a los que quiero un montón, grito como el que más y me lo paso en grande.
Vemos el Tour (de nuevo etapa gigantesca, hoy de Armstrong, y con gesto generoso de Ullrich) y discutimos un rato más.
Vuelta a Barcelona en Sarfa.
En casa me espera María José. Nos contamos nuestro día mientras cenamos y después de ver un poco la tele nos vamos a leer a la cama.

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